Así es Juan Urquijo, cuñado de Almeida: el emprendedor que montó una empresa de cerdos vietnamitas
En 2017, el joven fue relacionado con su prima y mejor amiga, Victoria Federica de Marichalar, hija de la infanta Elena
La sobrina de Felipe VI recibió con motivo de su puesta de largo un cerdo al que bautizó como Rodrigo I de España
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Juan Urquijo Moreno, inminente cuñado de José Luis Martínez-Almeida, supo lo que es la fama mucho antes de que su hermana se convirtiese en la protagonista de la “boda del año”. En 2017, la prensa lo relacionó con su íntima amiga, Victoria Federica de Marichalar, sin conocer que, en verdad, eran primos lejanos. Sin embargo, solo sus íntimos saben que, hace un tiempo, montó una granja de cerdos vietnamitas. Curiosamente, este animal fue uno de los regalos más extravagantes que la hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar recibió cuando se puso de largo a los 18 años en la finca El Chaparral, propiedad de la familia de Marta Barreiros Cotoner, tía de la futura primera dama de Madrid ya que está casada con Gonzalo Urquijo, hermano de su padre, Lucas.
Victoria Federica y el modelo Beltrán Lozano posan con el cerdito Rodrigo I de España. / INSTAGRAM
La sobrina del Rey Felipe VI hizo gala de su sentido del humor y le puso nombre de monarca al gorrino: Rodrigo I de España. Un personaje que efectivamente existió y que fue el último rey visigodo. En la plaza de Oriente de Madrid se puede encontrar su estatua frente al Palacio Real de la capital. Sin embargo, la mascota no corrió demasiada suerte y pasó de los brazos de la nieta del Rey Juan Carlos a una granja escuela, tras la normativa aprobada por el Gobierno en marzo de 2019 que prohibía el cerdo vietnamita como mascota por su expansión incontrolada cuando sus dueños los abandonan. Rodrigo I no estaba solo, ya que en esa granja también se encontraba el cerdito que le regalaron a Tana Rivera, nieta de la duquesa de Alba, en su puesta de largo.
Sea como fuere, Juan Urquijo Moreno, hermano de Teresa Urquijo, es un hombre de campo. No es de extrañar teniendo en cuenta que su abuela materna, la princesa Teresa de Borbón-Dos Sicilias, ha sido una reputada criadora de caballos y su bisabuela, la infanta Alicia de Borbón, fue campeona de España de tiro de pichón. De pequeño, estudió en St. George’s de La Moraleja, un colegio británico privado, donde coincidió con Victoria Federica a su vuelta de Londres, donde la joven pasó dos años en el internado inglés Mayfield St Leonard School. Tras terminar sus estudios de Secundaria, Juan cursó la carrera de Ingeniería Agrícola en la Royal Agricultural University, ubicada en Cirencester, en Gloucestershire (Reino Unido). Fundada en 1845, se convirtió en la primera universidad agrícola en el mundo de habla inglesa. En el verano de 2018, Juan realizó prácticas en uno de los viveros de planta de fresa y frambuesa más destacados de Valladolid. En 2016, su vis filantrópica lo llevó a viajar a Filipinas para ayudar en tareas agrícolas a familias en riesgo de exclusión.
El inefable encanto de la piara
Juan Urquijo no ha sido el único aristócrata en caer rendido al inefable encanto de la piara. Una de las primeras en pasearse en público con un cerdo fue la princesa Beatrice von Hardenberg, duquesa de Sevilla, quien crió como si fuera un hijo más a Piggly Wiggly, el animal que el príncipe Alfonso de Hohenlohe, promotor de la Costa del Sol como refugio para las estrellas y aristócratas, le regaló a su hijo pequeño, Francisco. “Como se hizo pipí en el coche, tuve que bajarlo a la playa. Había muchos fotógrafos y se montó un gran revuelo. Al día siguiente, todos los diarios y revistas publicaron una foto mía paseando con Piggly. Unos decían que era una pasada, otros, que era una locura. Pero lo cierto es que se convirtió en una moda y comenzaron a imitarme… la primera, Gunilla”, dijo la duquesa en Vanity Fair.
Eugenia Martínez de Irujo con un cerdo vietnamita. / INSTAGRAM
Efectivamente, Gunilla von Bismarck también desfilaba por aquella Marbella dorada con Bonsai, un cerdo al que de la noche a la mañana dejó de ver ya que se lo robaron. Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro, fue la última noble de una estirpe en dejarse seducir por un gorrino. Se llamaba Bacon y, antes de que muriese, estuvo enfermo. Ella, como la duquesa de Sevilla, lo cuidó como si fuera un hijo. “Mi Baconcito es el que está malito y no sabemos qué tiene…Estoy tristísima… Gracias a todos vosotros que os habéis preocupado por él”, escribió en Instagram. Muchas de ellas, en cambio, han mostrado una gran alegría ante un buen plato de jamón.